Venecia
Fotografía de Venecia tomada desde las cercanías de la plaza de San Marcos.
Fotografía de Venecia tomada desde las cercanías de la plaza de San Marcos.
Una de las imágenes más emblemáticas de la ciudad de Roma: el Castillo del Santo Ángel.
Este edificio que inicialmente fue diseñado como mausoleo del emperador de origen español Adriano, ha sido un elemento clave en la historia de la ciudad. Varios aspectos le otorgan un carácter singular:
Su estructura que lo convertía en una fortaleza inexpugnable capaz de soportar largos periodos de asedio.
Su situación, junto al río Tíber y conectado con la ciudad a través del que es, sin ningún género de dudas, el puente más bonito de Roma y también con el Vaticano a través de un largo pasadizo. Muchos papas salvaron su vida huyendo a través de él y refugiándose entre los sólidos muros del castillo.
La inscripción en la base de la virgen dice: “A tí y a la ciudad, yo os bendigo”.
Hay que reconocer que sí eres creyente, leer esto cuando inicias un viaje con final incierto, debe ser tranquilizador. Pero amigo, si no lo eres, es más que evidente: ¡estás jodido!, con perdón.
Un prolijo artículo periodístico publicado en el suplemento dominical de El País por Pablo Ordaz, tiene por título Muerte de Venecia. En el mismo se describen minuciosamente las causas que están llevando a la ciudad a un colapso fatal: por un lado el ingente número de turistas que la visitan cada día, más de 24 millones al año que al mismo tiempo que alimentan su economía, destrozan su delicado y frágil ecosistema. Por otro, la imparable desbandada de venecianos que han abandonado su residencia en la ciudad por otros lugares más cómodos y baratos. Ambos factores más la inestimable ayuda de los políticos locales, una panda de ineptos y corruptos, con su alcalde a la cabeza, recientemente detenido, están consiguiendo convertir a la que probablemente sea la ciudad más bonita del mundo en un parque temático.
El artículo recomienda, siguiendo el consejo de los lugareños, hacer la visita al alba o al ocaso, los únicos momentos del día, mágicos, en los que consideran que la ciudad no está tomada por las hordas turísticas.
Hace tiempo estaba en la agencia con una pareja de novios que no tenían muy claro el destino de su viaje. El prefería el Caribe con los típicos resorts en régimen Todo Incluido (comida y bebidas ilimitadas), y ella se inclinaba por visitar Italia, dudando entre un circuito que recorría varias ciudades o una estancia larga en Roma. Con el fin de contar con elementos de juicio me preguntó cuánto tiempo se necesitaba para visitarla. Aprovechando que en ese momento esperaba una cliente que había estado varias veces en Roma, le pregunté. Teresa, tú que conoces bien la ciudad, qué tiempo se necesita para verla con detenimiento. Sin tiempo para pensarlo dos veces, me dio la respuesta perfecta: “¿Roma?…, una vida”.
Desde entonces, cada vez que alguien me formula la pregunta, contesto inmediatamente: ¿Roma?…, una vida. Gracias Teresa.
Estatua de un ángel frene al castillo del Santo Ángel en Roma. Italia.
Fotografía tomadas desde el exterior de un bar en Venecia. Italia.
Pareja de recién casados japoneses fotografiados en la ciudad de Venecia. Italia.