Acueducto de Segovia
El acueducto de Segovia es una de las obras más importantes que nos legaron los romanos durante su feliz estancia en la península Ibérica. Sorprende su excelente estado de conservación, hecho inusual visto el tiempo transcurrido desde su construcción hacia finales del siglo I después de Cristo, hasta nuestros días. Vamos, un montón de años. Quizás la razón que ha propiciado tal longevidad se deba al ya comentado sentido práctico de los romanos; cuando construían algo se hacía pensando en que debía durar y ser útil a la comunidad. ¡Y vaya si lo consiguieron! Ha estado en uso hasta hace pocos años.
Existe la creencia de que los romanos construían acueductos para transportar el agua debido a que no conocían el principio de los vasos comunicantes. Nada más lejos de la realidad. El tema es mucho más prosaico. No disponían de la tecnología adecuada para construir tuberías capaces de soportar las altas presiones necesarias para transportar el agua y salvar los acusados desniveles del terreno. Así que para qué complicarse la vida. Disponían de una legión de esclavos que trabajaban sin rechistar de sol a sol -en aquella época los derechos laborales quedaban todavía un poco lejos-, y el tema de los materiales lo resolvían utilizando piedras de canteras próximas. Vamos, está claro que los romanos eran una joya…, aunque no se yo sí los esclavos estarían de acuerdo con esta apreciación.