Un viaje al pasado. Esa es la sensación que tiene uno al ver el parque automovilístico de La Habana, la de una vuelta al pasado. Son miles los coches que dejaron de fabricarse hace medio siglo pero continúan circulando, inmunes al paso del tiempo, por las calles de la ciudad. Preciosos vehículos de colores vivos y brillantes; rojos, amarillos, naranjas, azules, verdes, que forman parte del paisaje urbano de la capital cubana. De las medidas de seguridad y los problemas derivados de la contaminación, mejor no hablar. Pero quién puede resistirse a subirse a uno de ellos.
En la imagen tenéis el que utilizamos mi amigo Tomás y yo para hacer la visita turística de la ciudad. Como podéis ver, está impecable.