Vértigo. Esa es la sensación que sientes cuando te sitúas sobre el cristal del mirador de la Torre Willis en Chicago. Este edificio que tiene 412 metros de altura y 103 plantas, ofrece las mejores vistas de la ciudad, por lo que subir hasta su mirador es obligación ineludible. Aunque son miles los que caen en la tentación cada día, no son tantos los que terminan pecando. Mientras esperas impacientemente tu turno, los ves avanzar y retroceder en un quiero y no puedo. Observas cómo cogen aire, cierran los ojos, se concentran, aprietan los puños y… se dan la vuelta. Yo, en ésta ocasión, si cumplí con el ritual. Que se enteren los que me pusieron en la cartilla de reclutamiento: “valor: se le supone”.