“Ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedio; contigo porque me matas y sin tí porque me muero”
Con esta frase de Antonio Machado se puede describir en un santiamén la situación de muchos destinos turísticos; su éxito les ha llevado a la masificación y con ésta, a la desaparición de muchos de los elementos tradicionales que los hacía diferentes. Ahora, la mayoría de los centros históricos de las ciudades son una sucesión interminable de comercios idénticos, franquicias que han expulsado a las tiendas de toda la vida y a sus vecinos debido al encarecimiento de los alojamientos. Además de esto, la sobre explotación de los recursos turísticos lleva a un inevitable deterioro que pone en riesgo su conservación para las generaciones futuras. Conscientes de ello, son muchos los países que han decidido cambiar radicalmente la forma de comercializar su oferta turística. Debajo os dejo un ejemplo de cómo han resuelto este asunto en Machu Picchu. La fotografía está tomada en el viaje organizado por la Confederación de Agencias de Viajes con motivo del aniversario del descubrimiento de la ciudadela. Esperemos que otros sigan su ejemplo.
Machu Picchu y la conservación
La ciudadela inca, Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1983, estuvo a punto de perder la declaración por su estado de conservación. Para revertirlo, en 2017, el gobierno de Perú puso en marcha un plan de uso sostenible del sitio arqueológico: se establecieron turnos y una carga diaria máxima de 5.940 personas. Hoy el cupo es de 2.500, se mantienen dos horarios y la permanencia no puede superar las cuatro horas.