Si hubiera que elegir la imagen más representativa de la ciudad de Lisboa, probablemente la Torre de Belém, una antigua torre defensiva situada junto al río Tajo, sería la elegida.
Su privilegiada situación, su altura de 35 metros y una bóveda de 3,5 m. de ancho, llena de cañones, la convertían en un baluarte defensivo casi inexpugnable, pero como se puede ver en la foto, los elementos decorativos no quedaron a la zaga.
En el año 1983, la Torre de Belém fue inscrita en la lista de monumentos Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Posteriormente, en 2007 fue declarada una de las siete maravillas de Portugal. Como podéis ver, razones para visitarla no faltan.