Sri Lanka es la mezcla perfecta de cultura, tradición, naturaleza y gente humilde y sonriente. La tristeza no define para nada a esta isla con forma de lágrima y repleta de enclaves Patrimonio de la Humanidad, testimonios silenciosos de las diversas civilizaciones que la han habitado a lo largo de milenios.
Un lugar de visita imprescindible es Sigiriya, el corazón de la isla. Allí permanece aún el palacio fortaleza que, en el siglo v, el rey Kashyapa mandó erigir en la cima de la Roca del León. Tras su muerte, el palacio fue abandonado y utilizado como monasterio budista. El acceso son unas escaleras con más de mil escalones que empiezan entre unas garras talladas y luego suben flanqueadas por frescos de mujeres de torso desnudo, pintados con suma delicadeza. De nuevo en la base, los jardines de la zona amurallada invitan a imaginar este lugar hace mil años. National Geographic.