El río Tiber a su paso por Roma.
Más que por su longitud o caudal, el río Tíber es importante por su historia, vinculada como una imagen y su reflejo, a la ciudad que bañan sus aguas; Roma.
El río fue utilizado desde tiempos inmemoriales como vía de comunicación, conectando la región de la Umbría en su curso alto y la ciudad de Ostia en la desembocadura al mar. Los desarrollos de distintos medios de comunicación fueron relegando esta capacidad hasta hacerla desaparecer. En la actualidad, los únicos barcos que navegan por sus aguas son pequeñas embarcaciones turísticas. El cauce del río ha sufrido constantes cambios impulsados por las autoridades romanas con la finalidad de controlar sus frecuentes y, a veces, trágicas avenidas. Parece que éstas actuaciones resultaron eficaces pues la última catástrofe importante se produjo en el año 1870.
Es aconsejable cuando se viaja a Roma visitar alguno de los hermosos puentes que cruzan el Tíber. Son muchos y muy diferentes, pero entre todos destaca el Puente de Sant’Angelo. Éste es obra del genio del barroco italiano Gian Lorenzo Bernini, un artista que supo conjugar, como pocos, los aspectos prácticos y los ornamentales o decorativos, en sus obras de ingeniería.