A comienzos de julio visitamos la isla de Madeira con un grupo de accitanos. Entre las excursiones incluidas en el viaje se encontraba la pequeña isla de Porto Santo, situada a dos hora y media en barco de Funchal. Como podéis ver en la foto, es un lugar de aguas cristalinas y playas de arena blanca, prácticamente vírgenes. Debajo os copio la información turística que ofrece la página web turismoenportugal.org
Porto Santo es una isla dorada, bañada por aguas azul turquesa, donde reina la más absoluta tranquilidad, y que siempre está acompañada por la simpatía de un pueblo hospitalario. A pesar de que se halla a tan sólo 40 km de Madeira, esta isla es todo lo contrario a su hermana mayor.
Su mayor atractivo es el sol, el mar y la arena, ya que cuenta con una privilegiada playa salvaje de aguas limpias y cristalinas, con un arenal de casi 9 km de extensión, cuyas aguas poseen extraordinarias propiedades terapéuticas. Además de la playa, la ciudad de Vila Baleira revela historias y leyendas interesantes, como las que puedes descubrir en la Casa Museo de Cristóbal Colón, instalado en la casa donde residió el navegador genovés.
A espaldas de la localidad se eleva el Pico do Castelo (435 m), una cumbre de origen volcánico donde se erige una fortaleza del siglo XVI, desde donde también puedes observar el Pico do Facho (517 m), el pico más alto de la isla.
Esta pequeña isla es el lugar ideal para desconectar por completo y huir del estrés. Porto Santo se encuentra rodeada de escenarios naturales que varían entre kilómetros de tranquilas playas, pocos verdes y un mar azul turquesa.
El paisaje porto-santense también se caracteriza por sus bonitos y tradicionales molinos de viento, que sin lugar a dudas ofrecen una panorámica muy pintoresca.
Para llegar hasta este paraíso puedes tomar uno de los aviones que parten desde Madeira. Los vuelos tardan tan solo 15 minutos, pero resultan un poco caros; también puedes realizar la travesía en un crucero, los cuales tardan poco más de 2 horas y media.