El viaje a Panamá fue una sorpresa, una oferta inicialmente descartada por considerarla poco interesante y finalmente aceptada debido a la insistencia de Tomás: “lo organiza Chris que ya ha estado antes y dice que merece la pena. Veremos la ciudad, el Canal y la zona caribeña de Bocas del Toro, y además, viene Pablo (nuestro amigo de la Route 66), así que no tienes excusas…” Y me apunté. Y bendita la hora, pues fue un acierto. Gracias, Tomás.
Apresurado resumen: tres días en la capital, con una visita a la exclusa de Miraflores en el Canal de Panamá, un viaje inolvidable en “busito” atravesando el Tapón de Darien, el único lugar de América que se le ha resistido a la carretera panamericana y la recompensa final del viaje; Bocas del Toro.
Fotografía: para ir desde nuestro hotel (Playatortuga, totalmente recomendable) hasta la ciudad había que ir por una carretera que bajaba en suave pendiente, un paseo de 4 kilómetros que mucha gente hacía en ¡monopatín! y que nosotros, mucho más prosaicos, hicimos andando.