“No hay mal que por bien no venga” es un antiguo refrán que sigue muy vigente en la actualidad. Esta frase se utiliza para ofrecer consuelo (o consejo) ante una mala o difícil situación: incluso las tragedias o los problemas pueden traer beneficios o resultados positivos, a veces inesperados, a largo o corto plazo.
Eso es lo que les ha pasado a los canales venecianos. La ausencia de turistas y de contaminación han mejorado la calidad del agua hasta límites desconocidos desde hace muchos años. Ahora se pueden ver en ellos peces, aves marinas e incluso delfines.
He buscado una fotografía que intente reflejar la belleza de una ciudad única en el mundo.