Tras finalizar la visita de la ciudadela inca de Macchu Picchu, salimos a dar una vuelta por el pueblo de Aguas Calientes. La intención era captar alguna escena típica o curiosa, así que llevábamos las cámaras preparadas. Cuando regresábamos al hotel, mi amigo Tomás, que parece tener visión panorámica y al que no se le escapa un detalle, me hizo una señal. Giré la cabeza y vi a esta muchacha, vestida íntegramente de azul y con un pájaro tatuado en el brazo. Intuitivamente levanté la cámara y disparé. Como podéis ver, tuve suerte. Creo que el color del fondo, también azul, ayuda notablemente en la composición.
Tomás, Pablo, ya sabéis: ¡Big blue eyes…!