La isla de Santorini tiene fama de ser la más hermosa de Grecia. No parece ésta exagerada. Su situación, sobre los restos de un enorme volcán que colapsó, le otorgan unas características tan especiales que la hacen única en el mundo. Sus dos principales ciudades, Fira y Oia se presentan ante nuestros ojos como un milagro, un ejemplo de la capacidad del hombre para sobrevivir en los lugares más inhóspitos e inverosímiles y, en este caso además, para hacerlo de forma armoniosa con el entorno, añadiendo belleza a un sitio que ya lo es de por sí. Encaramadas en las laderas del volcán, su laberíntico urbanismo desafía cualquier lógica. Bañadas permanentemente por la intensa y cegadora luz que reciben del sol y del mar, se podría pensar que ésta es el cemento, el elemento vital que las mantiene en pie. No hay duda, si existe un lugar en el mundo al que se le puede poner el adjetivo de “luminoso”, ese es Santorini.
Actualmente, una de las formas más habituales de llegar a Santorini es mediante los cruceros que recorren el mar Egeo. Casi todos hacen escala en la isla, pero la parada suele ser de sólo unas horas, tiempo insuficiente para recorrer todos los rincones que ofrece este “lugar singular”. Lo aconsejable es elegir una alternativa que nos permita estar algún día más. Así podremos disfrutar de la sorprendente combinación de colores de sus casas, un caleidoscopio cambiante que quedará grabado en nuestra retina de por vida. Sin olvidar su puesta de sol, el momento mágico del día en que todo visitante debe cumplir con la tradición de acudir hasta Oia y clavar su vista en el horizonte.
Las dos fotos están tomadas en octubre, cuando el sol ya ha perdido parte de su fuerza. Ambas pertenecen a la ciudad de Oia. La primera es una de las imágenes más conocidas de Santorini. La segunda recoge la peculiar arquitectura de un restaurante.
Para terminar una preciosa canción de la auténtica diosa de la música griega, Haris Alexiou. La calidad del sonido no es la mejor posible, pero la interpretación de esta maravillosa cantante es magistral. En otra ocasión habrá tiempo de acercarse a otros que no quedan a la zaga: Eleftheria Arvanitaki, Alkistis Protopsaliti y Giorgos Dalaras.