De estilo deconstructivista, la Casa Danzante está compuesta por dos edificios entrelazados: el primero es una torre de cristal que se estrecha hacia la mitad; el segundo es fácilmente reconocible por sus ventanas no alineadas y sus formas curvas, que contrastan con las casas adyacentes. En su día, los arquitectos artífices de la Casa Danzante la rebautizaron como Fred & Ginger por la semejanza de su forma con las figuras de estos famosos bailarines de Hollywood, que protagonizaron tantos musicales.
El solar donde hoy se ubica este curioso edificio estuvo ocupado antes de la Segunda Guerra Mundial por una casa señorial que quedó arrasada tras los bombardeos sobre la ciudad. El espacio quedó vacío hasta que en los años noventa lo compró el grupo ING, que encargó al arquitecto estadounidense Frank Gehry el diseño de un edificio que se convirtiera en símbolo de Praga.
Con la colaboración del checo Vlado Milunić, Gehry llevó a cabo este polémico proyecto, para el que ambos arquitectos gozaron de total libertad artística. Decimos polémico porque, en el momento de su construcción, los vecinos de la zona protestaron ante la idea de tener un edificio deconstructivista en un barrio plagado de casas barrocas y modernistas, alegando que rompería totalmente con la estética predominante en el barrio.
Para el éxito del proyecto fue fundamental el apoyo del presidente checo por aquel entonces, Václav Havel, vecino del barrio, que confiaba en que la construcción de la Casa Danzante dotaría de un nuevo espacio cultural a la zona, contribuyendo a revitalizarla.
No se equivocaba, pues a pesar de los enormes costes del proyecto debido a las complicaciones técnicas de construir un edificio de estas características, la Casa Danzante terminaría convirtiéndose en uno de los edificios modernos más queridos de Praga, ganadora de varios premios de arquitectura.
Información extraída de la página web praga.es