

Frías: La Ciudad Medieval que Desafía la Gravedad
En el norte de la provincia de Burgos, escondida en la comarca de Las Merindades, se alza Frías, un lugar que parece detenido en el tiempo. A pesar de su reducido tamaño y su escasa población, este enclave ostenta con orgullo el título de “ciudad”, honor concedido en el siglo XV, lo que la convierte en la ciudad más pequeña de España.
Lo primero que impacta al llegar es su silueta inconfundible. La ciudad está coronada por el imponente Castillo de los Velasco, una fortaleza que se encarama vertiginosamente sobre lo alto de un peñasco, dominando todo el valle con una autoridad que ha perdurado durante siglos.
Bajo la sombra del castillo, el urbanismo de Frías sorprende por su audacia. Sus calles empedradas serpentean entre las famosas Casas Colgadas. Al igual que sus “hermanas” de Cuenca, estas viviendas se asoman al abismo, construidas al borde mismo de la roca, creando una imagen que desafía las leyes de la gravedad. En el extremo opuesto del risco, equilibrando el horizonte, se encuentra la Iglesia de San Vicente, cuyo pórtico románico vigila silenciosamente el paisaje.
Pero la belleza de Frías no se limita a las alturas. A los pies de la muela rocosa, cruzando las aguas del río Ebro, descansa su magnífico Puente Medieval. Esta entrada monumental destaca por ser una de las pocas en España que conserva su torre defensiva central, recordando la importancia estratégica y comercial que tuvo este paso en la antigüedad.
Visitar Frías es caminar por un escenario de película medieval. Eso sí, para disfrutar plenamente de la experiencia, es imprescindible llevar calzado cómodo, pues sus empinadas cuestas exigen un pequeño esfuerzo que se ve sobradamente recompensado por la belleza de cada rincón.
