El edificio Flatiron es uno de los rascacielos más emblemáticos de la ciudad de Nueva York. Situado en la confluencia de la Quinta Avenida y Broadway, su forma, parecida a la de una plancha, hizo que rápidamente perdiera su nombre oficial para ser llamado de esta forma: flatiron.
Su diseño obedece a los cánones fijados en la Escuela de Chicago, y su aspecto, visto desde la terraza de observación del Empire State, parece la de un hermoso barco de piedra que permanece varado en medio de la calle, mostrándonos su afilada quilla, como si estuviera a punto de iniciar un viaje a un lugar remoto y desconocido.
Una curiosidad imprevista: cuando finalizó su construcción se dieron cuenta que su diseño aerodinámico producía fuertes corrientes de aire ascendente. Esto propició que muchos hombres se situaran junto al edificio con la esperanza de que el viento le levantara la falda a alguna mujer, cosa que solía ocurrir con frecuencia. Con un poco de suerte y paciencia podían llegar a verle los ¡tobillos!
La policía metropolitana, siempre ágil en el cumplimiento de sus obligaciones, tomó nota de este comportamiento incívico y asignó agentes que vigilaban y multaban a los ingenuos mirones. Hoy día, esa costumbre, la de pararse junto al edificio esperando el remolino de aire, parece que ha desaparecido definitivamente. ¡Una lastima!