Surcando los mares…
Atardecer en el océano Atlántico fotografiado desde el crucero Adventure os the Seas de la compañia Royal Caribbean.Si existe un segmento en el mundo de los viajes que durante los últimos años ha experimentado un crecimiento espectacular, es el de los cruceros. Barcos grandes, pequeños, lujosos, sencillos, caros o baratos, todos sin excepción han echado sus anclas en España y saliendo fundamentalmente de tres puertos; Barcelona, Valencia y Málaga, realizan singladuras por el mar Mediterráneo y el océano Atlántico.
Entender las razones de esta “fiebre” por los cruceros es el objetivo de este artículo y una forma de hacerlo es contando mi experiencia personal a bordo de uno de los barcos más bonitos que realizan itinerarios por nuestros mares, el Fantasía de la compañía italiana MSC Cruises.
Todo comienza con la llamada de teléfono de un amigo, en la queme hace saber que tiene una oferta inmejorable para hacer una travesía de 8 días por el Mediterráneo. Se trataba de un lujoso crucero con escalas en ciudades de importante valor monumental y turístico. Vamos, una invitación de esas a las que no te puedes negar. Nos permitiría, me decía, conocer el barco a fondo y extraer conclusiones sobre sus prometidas virtudes y cómo no, también compararlo con los de empresas rivales y valorar sí, como sostiene MSC, el suyo es el más bonito del mundo. Otro elemento a tener en cuenta y nada desdeñable, era la posibilidad de disfrutar de una semana de vacaciones a “cuerpo de rey”.
El barco
El crucero MSC Fantasía se encuentra entre los barcos más grandes que tienen como puerto de salida alguna ciudad spañola. Construido en Europa, desplaza 138.000 toneladas y tiene capacidad para 3.274 pasajeros. La tripulación, integrada por 1.370 personas, se desvive durante toda la travesía para que ésta sea lo más placentera posible. Es una pequeña representación del mundo, pues es fácil encontrar a personas de prácticamente cualquier país imaginable. Aunque la mayoría son capaces de expresarse en español, a veces hay que tener paciencia pues algunos lo hacen con cierta dificultad. Pero no hay problema, si alguien no nos entiende, rápidamente acude otro en su ayuda que solventa el problema.
El barco mide 333 m. de largo, es decir, como tres campos de futbol seguidos. Cuenta con 18 puentes o cubiertas de los que 14 de ellos son para pasajeros. Semejante tamaño le permite ofrecer a los crucerístas un sinfín de servicios difíciles de enumerar: 5 restaurantes, 19 bares, varias piscinas, una de ellas climatizada, jacuzzis, pistas para practicar deportes como baloncesto o tenis, tiendas, Spa, Casino, etc.
Un aspecto importante en este barco son sus cabinas. Se puede elegir entre interiores, exteriores con ventana y exteriores con balcón. Obviamente, éstas últimas son las más interesantes pues permiten disfrutar de unas vistas fantásticas mientras se navega. Aunque el espacio nunca es muy grande, están organizadas de tal manera que no se echa en falta nada de lo que encontrarías en cualquier hotel de lujo, excepto, claro, la bañera que se reserva exclusivamente para las suites de lujo.
El culmen del lujo y el glamour se contempla especialmente en las zonas comunes; decoración vanguardista que se refleja hasta en los detalles más insignificantes, cromados impolutos en escaleras y pasamanos (hay un trabajador dedicado exclusivamente a su cuidado), peldaños adornados con cristales de Swarovski que relumbran bajo los focos y le hacen sentir al pasajero que desfila sobre una pasarela, tan sumamente caros (6.000 € cada escalón) que sientes cierta aprehensión al pisarlos.
La vida a bordo es intensa para aquellos que no quieren desaprovechar ninguna oportunidad de divertirse. Cada noche encuentras en tu camarote unas hojas impresas con información de las actividades en las que puedes participar el día siguiente: jugar al bingo, aprender a bailar salsa, bachata o vals, inscribirte en un campeonato deportivo como tenis, pin pon o natación, emular a tus ídolos musicales en un karaoke, recibir un masaje reparador en el Spa o, simplemente, disfrutar relajadamente del sol mientras navegas echado en una tumbona, nadando en la piscina o adormecido dentro de un jacuzzi.
Esas hojas informativas también te muestran un pronóstico del tiempo que hará ese día, qué tipo de ropa es aconsejable llevar y datos turísticos con consejos de viaje. Esto te permitirá organizar mejor tus visitasen tierra y aprovechar al máximo el tiempo disponible.
Algo importante que no debemos perdernos son las actuaciones en el teatro del barco. El del MSC Fantasía cuenta con un aforo de 1.700 espectadores y merece la pena acudir cada noche al mismo para disfrutar de sus espectáculos, habitualmente programas o franquicias que han tenido éxito en Las Vegas o Broadway.
Otro aspecto nada desdeñable es la rica oferta gastronómica que se ofrece durante la travesía. En el crucero se come muy bien y, si eres glotón, abundantemente. Podrás repetir las veces que quieras, aquellos platos que más te gusten.
Escalas y Visitas
Si el barco es un factor importante a la hora de decidirse por un crucero, las ciudades en las que para y puedes visitar, no quedan a la zaga. Una decisión a veces difícil de tomar es cómo hacer esas excursiones. Se pueden realizar por tu cuenta, es decir, bajando del barco y moviéndote a tu aíre, pero ésta elección siempre supone asumir algunos riesgos; el principal es que si se llega tarde, el barco no te espera. Otra nada desdeñable es que a veces, el viaje desde el puerto de atraque hasta la ciudad es complicado y además, cuando llegamos a la misma no podemos hacer las visitas previstas debido a problemas de horarios o de colas. De hecho, a nosotros nos ocurrió. Queríamos entrar a la basílica del Vaticano pero al ver las colas de la gente que esperaba, desistimos. En otras ocasiones, es bastante fácil, sobre todo cuando el barco para en el mismo centro de la ciudad. Entonces la visita se puede hacer sin dificultad alguna, aunque eso sí, controlando siempre el reloj. Ya se sabe; el barco no espera a nadie.
En esta difícil elección, ahora contamos con dos opciones bastante satisfactorias. Podemos comprar las excursiones directamente en el barco con lo que garantizamos que en caso de retraso, no nos quedamos en tierra. O bien, podemos contratarlas con compañías externas obteniendo resultados parecidos. Ambas cuentan siempre con el transporte desde el puerto, guía local especializado en el destino y entradas a los monumentos que se visitan.
Volviendo a nuestro viaje, hay que decir que al subir a bordo nos encontramos con una sorpresa; aunque inicialmente el barco tenía previsto hacer su primera escala en Túnez, ésta se anuló debido a los problemas de seguridad que entonces vivía el país. Tuvimos así una jornada completa de navegación que nos permitió explorar a fondo el barco. Al día siguiente, a primera hora de la mañana, llegamos a La Valeta, capital de la isla de Malta. El puerto está prácticamente en el centro de la ciudad por lo que muchos pasajeros decidieron visitarla por su cuenta. Nosotros nos inclinamos por hacer un recorrido por la isla en un bus turístico descubierto y dejar la parte final de la tarde para conocer la ciudad. Situada en pleno centro del mar Mediterráneo, La Valeta es una urbe pequeña, bonita y armoniosa que fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1980. Su centro histórico recoge importantes muestras de arquitectura barroca, renacentista, neoclásica y moderna, aunque los edificios más importantes fueron construidos durante la época de los Caballeros Hospitalarios. Otro aspecto importante a tener en cuenta en esta parada es que los precios son bastantes ajustados, por lo que es un buen lugar para hacer compras y llevarse a casa algún recuerdo del viaje.
Tras otra noche de navegación, paramos en la capital de la isla de Sicilia. Es una ciudad que no tiene demasiado interés turístico por lo que en una mañana se pueden ver sus monumentos más importantes. Eso sí, es imprescindible la subida hasta los miradores desde los que se puede contemplar el estrecho de Messina y que ofrecen unas vistas incomparables.Sorprende el tráfico constante de barcos por sus aguas. Tras salir de Genova es conveniene estar en cubierta pues el crucero pasa junto al volcán Stromboli en el que se puede divisar claramente su penacho de humo.
Al día siguiente llegamos a Roma, o mejor dicho, al puerto de Civitavecchia, situado a 70 kilómetros de la ciudad. Como siempre, salida temprano por la mañana tras un copioso desayuno y comienzo de la visita. En nuestro caso elegimos hacerla por nuestra cuenta tomando el tren que comunica directamente el puerto con la estación de San Pietro, ubicada junto al Vaticano. El trayecto dura una hora y es bastante cómodo. Una visita de un día sólo te permite atisbar una parte insignificante de lo que ofrece esta maravillosa ciudad, pero aún así, se regresa al barco con un montón de recuerdos imborrables: Vaticano, Altar de la Patria, Campidoglio, Foros Imperiales, Coliseo, Plaza Navona, Panteón, Trastevere…
Génova fue nuestra siguiente parada y, a diferencia de Roma, el barco atraca prácticamente en el centro del núcleo urbano. Un pequeño paseo de veinte minutos nos lleva hasta su casco histórico y una vez allí, todos los lugares de interés están a tiro de piedra, aunque eso sí habrá que subir y bajar innumerables cuestas. Es aconsejable parar un rato y probar algunas de sus famosas pizzas en cualquiera de los restaurantes que rodean el puerto.
Tras otro día de asueto en el barco, finalizó nuestro viaje regresando al puerto de Barcelona.
Consejos de viaje
Varias compañías de cruceros ofrecen itinerarios con salidas desde España, existiendo notables diferencias entre ellas. Esto hace que a veces la elección entre una u otra resulte difícil. Royal Caribbean, Costa Cruceros y MSC Cruises se cuentan entre las más importantes. Sus flotas tienen barcos grandes y lujosos, siendo habitual encontrar entre los pasajeros a personas de diferentes partes del mundo.
Pullmantur e Iberocruceros suelen gozar de bastante aceptación por sus precios más moderados y el ambiente festivo que se vive en sus barcos. Un hecho que contribuye decisivamente a ello es que la mayoría de sus pasajeros son españoles.
Resueltos los dos primeros dilemas, itinerario y barco, nos queda el de la acomodación: ¿camarote con balcón, con ventana o interior? Aquí es difícil acertar pues cada persona tiene sus gustos o preferencias, pero hay una norma que se suele cumplir a rajatabla; interior y cubierta baja siempre es más barato que exterior y cubierta alta, aunque a veces, las ofertas que lanzan al mercado las compañías rompen esta regla.
Para aquellos a los que les gusta llevar todo incluido en el viaje, la mayoría de las compañías ofrecen actualmente esta modalidad, bien dándola por defecto en el presupuesto base del crucero o como opción pagando un suplemento adicional.
Resumiendo… si deseas hacer un viaje cómodo, en el que cada día puedas ver una ciudad diferente, sin necesidad de ir arrastrando las maletas de un lugar a otro y disfrutando de una atención excepcional, la elección es clara: reserva un crucero.
Texto y fotos: Jorge Segovia Vilchez