“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. Groucho Marx.
Hace años, teníamos un grupo musical, conjunto se llamaba entonces, de nombre “Los Reyes”. El que tocaba el órgano, nuestro amigo Ricardín Berbel, era un lince a la hora de analizar problemas y personas. Cuando se encontraba con alguna a la que no había manera de hacerle entender lo evidente, utilizaba una frase lapidaria: “hijo mío, si naces más tonto, naces muerto”.
Esto es lo que me vino a la cabeza al leer el viernes la decisión tomada por un político bolivariano. Tal que así: “para combatir el imperialismo, de ahora en adelante, los relojes girarán en el país en sentido contrario al que lo hacen en el resto del mundo, es decir, por ley lo harán de derecha a izquierda”.
El hecho de que los relojes den vueltas en el mismo sentido que la Tierra desde hace una eternidad, y que éste sea un acuerdo aceptado unánimemente por la comunidad científica internacional, no parece que haya sido mayor problema para el político en cuestión, al que por cierto, no se le conoce parentesco alguno con Groucho Marx. Algo que no ha aclarado todavía es cómo va a afectar su decisión a los relojes digitales, artefactos potencialmente más peligrosos que los analógicos. Pero tranquilos, seguro que alguna extravagancia se le ocurre… Cualquier esfuerzo merecerá la pena si sirve para combatir el imperialismo que anidan tan entrañables y familiares objetos.
Así que ya sabéis, si viajáis a Bolivia, tened cuidado al mirar los relojes; no sabréis si avanzáis hacia el pasado o retrocedéis hacia el futuro. ¡Manda güevos!
Si consideramos que dentro del mismo paquete de medidas han adoptado una ley que, en nombre de la tradición, legaliza el trabajo infantil desde los 10 años, parece que como bien dice el periodista, “es más fácil cambiar los relojes que cambiar los tiempos”.
Fotografía: está tomada en la ciudad guatemalteca de Chichicastenango durante la celebración del Día de Todos los Santos. No tiene nada que ver con Bolivia, país que por desgracia, no conozco.