El convento de Santa Catalina es el principal monumento de Arequipa y está considerado como una ciudadela dentro de la ciudad. Sus enormes dimensiones que alcanzan los 20.000 metros cuadrados, el sólido muro exterior de 4 metros de altura que lo aísla del mundo exterior y la solidez y belleza de su construcción hacen de él un lugar único en el mundo. Cuenta con plazas, calles, claustros, capillas, cocina, lavandería, huerta e incluso un cementerio.
Si para cualquier viajero es una visita imprescindible en Perú, qué decir para los que tengan además afición a la fotografía; no saldrán de su asombro ante la belleza del lugar y quedarán alucinados con los colores ocres, blancos y azules que tiñen sus calles y estancias, colores intensos y vívidos que refulgen bajo el intenso sol de Arequipa.