El Cascamorras observado por los participantes de la fiesta. Declarada este año de interés turístico internacional esta celebración, a caballo entre las ciudades de Guadix y Baza, encuentra cada vez más eco popular debido al ambiente festivo con el que se desarrolla.
Cuenta la tradición que un albañil accitano que se encontraba trabajando en la vecina ciudad de Baza, al golpear con su pico, oyó una voz que decía “ten piedad de mi”. Quien así hablaba era la imagen de una virgen que por tal motivo se la llamó “Virgen de la Piedad”. Este albañil se consideró dueño de la imagen pues el la había encontrado, pero los bastetanos se negaron aduciendo que había sido encontrada en su ciudad. El albañil volvió a Guadix con las manos vacías y desde entonces, cada año se encomienda al Cascamorras que vaya a Baza y rescate la imagen. Como es fácil suponer, fracasa en su intento y es “vapuleado” por los bastetanos, corriendo igual suerte cuando vuelve a Guadix.
Un aspecto destacable de la fiesta es el extraordinario colorido de los participantes, pues aparecen impregnados de todo tipo de colores.