Panorámica de Lisboa con el castillo de San Jorge, arriba a la derecha. La fotografía está tomada en el viaje realizado el pasado mes de febrero con motivo del Día de Andalucía.
Aunque el tiempo no acompañó, pudimos apreciar los muchos atractivos que ofrece la ciudad a sus visitantes, entre otros, el ritmo pausado y tranquilo que se respira en sus calles. Es como si la melancolía que destila su música tradicional, el fado, hubiera impregnado toda la ciudad.
“Diferente por naturaleza”. Este ha sido el lema con el que se ha publicitado la comarca de Guadix en el ámbito turístico. Una expresión quizá un poco abstracta, pero que aspira a transmitir al visitante la enorme riqueza que atesora el territorio. Una riqueza que a ojos de forasteros y lugareños se antoja inagotable, casi infinita, y que cuenta además con un aspecto singular. Esta cualidad es el paisaje, esa película que archiva la retina (robaremos momentáneamente la expresión a Sabina) y que va cambiando infatigablemente cada día.
En el caso que aparece en la fotografía, existe un problema añadido; al estar tomada en Phnom Penh, la capital de Camboya y ser éste un país budista, carecen de dos elementos fundamentales que limitarían el riesgo: San Cristóbal, santo dedicado en exclusiva en occidente a menesteres relacionados con el tráfico, ¡menudo trabajito le asignaron!, y el Ángel de la Guarda, el que acompaña a todo tierno infante desde su nacimiento y cuida de él día y noche.
Este de la imagen es uno de los paisajes habituales en las ciudades norteamericanas: restaurantes de comida rápida y barata en los que se come en un santiamén. En ésta ocasión un KFC, adornado, como siempre, con la imagen amigable del coronel Sanders, el creador de la franquicia. Para los que nunca hayan entrado en uno de ellos es menester aclarar que en estos establecimientos se sirve un pollo muy tierno y sabroso, acompañado de los habituales refrescos ricos en azúcar. No hay límite en el consumo de éstos por lo que es fácil caer en el exceso. Conclusión: mejor ir de vez en cuando y no abusar, así evitaremos un futuro cargado de kilos y colesterol. Aunque, para ser sinceros, a veces es difícil no caer en la tentación…
La ciudad de Stavanger es parada habitual en los cruceros que recorren los fiordos noruegos. Está considerada como una de las más bonitas del país y ofrece al visitante un aspecto tranquilo y agradable. Una cualidad que facilita su visita es la situación del puerto en pleno centro del casco urbano. Es recomendable perderse por sus calles y disfrutar del sorprendente colorido de sus edificios. Sólo hay que tener cuidado de una cosa; si te aprieta la sed y deseas tomar una bebida con alcohol, prepárate a pagarla a precio de oro.
Los tailandeses son muy aficionados a los restaurantes callejeros por lo que encuentras cientos de ellos ubicados en los lugares más insólitos. El de la fotografía, que no cumple esa norma, está dentro de un mercado y ofrece lo habitual; comidas tradicionales a precios muy económicos.
Si tienes hambre, sólo tienes que alargar la mano y coger un palillo. ¡Que aproveche!
El templo de Angkor Wat es el principal atractivo turístico de Camboya. A diferencia de otros templos de la región de Siem Reap, nunca fue totalmente abandonado por los monjes, permaneciendo a salvo del avance imparable de la selva. Sus dimensiones lo convierten en el mayor recinto religioso del mundo por lo que es calificado de “templo montaña”.
La fotografía está tomada a primera hora de la mañana, cuando aún no había demasiados turistas pululando por su interior. Sorprendentemente, entre éstos se encontraba el niño de la imagen, un crío que parecía estar encantado y “solo en casa”.
La ciudad francesa de Biarritz es una de las principales referencias turísticas del país. Situada a tan sólo 40 km. de San Sebastián, sus hermosas playas son visitadas por miles de personas cada año. Originariamente era una pequeña localidad marinera de la que se enamoró perdidamente la esposa de Napoleón II, Eugenia de Montijo, por cierto nacida en Granada. Como a esta gente le gustaba la buena vida, mandó construir un imponente palacio que fue la envidia de toda la realeza de su época y pasó lo inevitable; se convirtió de la noche a la mañana en el destino de moda preferido de las élites económicas europeas.
En la actualidad, mantiene esa cualidad y sigue siendo un poderoso foco de atención para aquellas personas que buscan bonitas playas y actividades de ocio y descanso.
Esta etapa de la Route 66 era una de las más esperadas en nuestro viaje desde Chicago a Los Angeles. Previamente nos lo habían advertido: “vais a ver uno de los lugares más hermosos del planeta”. Así que el día antes cargamos las baterías de las cámaras, limpiamos escrupulosamente los objetivos, nos aseguramos de que todo funcionaba correctamente y nos dispusimos a comprobar la afirmación. Horas mas tarde, al comprar las entradas para acceder al Parque Nacional del Gran Cañón del Río Colorado, mi amigo Tomás, siempre pendiente de los detalles, le preguntó al guardia forestal de la taquilla cuál era el mejor lugar para fotografiar la puesta de sol. Éste, tras dudar un momento, nos señalo amablemente un lugar en el mapa y nos dijo la habitual fórmula de cortesía: “enjoy your trip”. Desde ese mirador esta tomada la foto. Yo creo que nuestro amable guardia no andaba muy descaminado.
Globo aerostático sobre las cuevas de Guadix. España