Esta calle que arranca en Plaza Nueva y termina en el Paseo de los Tristes, es considerada por muchos como una de las más bonitas del mundo. Numerosas razones les asisten. Veamos algunas de ellas: su ubicación a los pies de La Alhambra, su trazado que corre paralelo al río Darro y la dota de un colorido especial en su margen izquierda, la riqueza patrimonial de los palacios, casas señoriales, conventos, iglesias y museos que encontramos a cada paso, el rumor del agua, el canto de los pájaros, las tiendas de artesanía, teterías, baños árabes… Todos estos elementos, que parecen estar organizados de forma armónica por puro azar, hacen que un paseo por esta calle sea un placer para los sentidos. De ahí el famoso dicho que define como ningún otro a la ciudad:
Dale limosna mujer
que no hay en la vida nada
como la pena de ser
ciego en Granada.
¡Dicho queda!