La Avenida Míchigan es la principal arteria de la ciudad de Chicago. Cuando paseas por ella tienes la sensación de hallarte dentro de un imponente desfiladero de hormigón, un lugar en el que la retina recibe un carrusel imparable de imágenes hermosas y sorprendentes. La avenida alberga un sin fin de impresionantes rascacielos diseñados por los arquitectos más notables de la historia, de un tamaño tan colosal que hacen que a su lado te sientas diminuto, como un insignificante Gulliver en el país de los gigantes.
Hay que recorrer la avenida a diferentes horas del día para disfrutar de sus cambios de luz y ambiente, y detenerse al atardecer en Millenium Park. En éste parque se encuentran algunas obras de arte y arquitectura singulares: el Pabellón de Conciertos Jay Pritzker, diseñado por el arquitecto canadiense Frank Gehry, la escultura Cloud Gate (ya mencionada anteriormente en este blog), de Anish Kapoor, la fuente Crown Fountain, del español Jaume Plensa y el jardín Lurie, de Kathryn Gustafson, Piet Oudolf y Robert Israel.
En el mundo hay pocas ciudades tan interesantes y espectaculares como Chicago, condiciones que la convierten en objetivo ineludible para los amantes de los viajes.