Por su ambiente tranquilo y acogedor le resultará fácil entender por qué los reyes de Portugal del siglo XV escogieron esta ciudad, cuyo origen se remonta a la época romana, como su residencia, hecho que contribuyó al desarrollo e importancia cultural que vivió en los siglos posteriores. En realidad, su larga historia y el hecho de haber conservado hasta nuestros días un conjunto urbano representativo de los siglos XVI a XVIII fueron los motivos por los cuales la UNESCO catalogó Évora como Patrimonio Mundial.
Para comenzar, la Praça do Giraldo
Es el corazón de la ciudad y el punto de encuentro por excelencia, con cafés, terrazas, tiendas y la oficina de turismo. En uno de los extremos se encuentra la Iglesia de San Antonio y el chafariz de mármol con 8 caños, que representan las 8 calles que allí convergen.
Itinerario recomendado
Saliendo de las arcadas de la Praça do Giraldo, recorra primero los principales puntos de interés: el templo y las termas romanas, las murallas medievales, la Catedral, la Iglesia de la Gracia y la Iglesia de San Francisco, con su curiosa Capilla de los huesos (Capela dos Ossos).
Si hay tiempo, no se olvide del Museo de Évora, de la Fundación Eugénio de Almeida y de la antigua Universidad, fundada en el siglo XVI, una de las razones del espíritu joven y relajado que encontramos en Évora. También merece la pena pasear por el romántico jardín en el que se encuentra el Palacio de Don Manuel y visitar la Ermita de San Blas, ya extramuros.
La torre de la Catedral y el templo
Verdaderos emblemas de la ciudad que formarán parte, con seguridad, del álbum fotográfico. La torre de la Catedral se reconoce fácilmente gracias a su particular forma, una combinación de torres cónicas poco habituales en la arquitectura portuguesa. En el medio de la ciudad, resulta una buena forma de saber dónde se encuentra. La Catedral de Évora es la mayor catedral medieval del país.
Muy cerca, en Largo Conde Vila Flor, destaca el gran templo de origen romano, símbolo del culto imperial, que durante siglos se creyó que podía estar dedicado a la diosa Diana.