UNESCO en Sri Lanka: Triángulo Cultural
Allá por 1982 esta isla del Pacífico estrenó la lista de la UNESCO en Sri Lanka con tres incorporaciones, lo que no es de extrañar a la vista de las construcciones de que se trata. Los primeros de los ocho lugares que ocupan actualmente la lista fueron Polonnaruwa, Sigiriya y Anuradhapura, todos en la zona norte de Sri Lanka.
En Polonnaruwa se encuentran restos arqueológicos perfectamente conservados, entre los que destacan los jardines artificiales creados hace nueve siglos, o la escultura de un buda reclinado de 15 metros que hará las delicias de los más espirituales. Sigiriya, por su parte, es la imagen promocional de la isla. Lógico, solo en Sigiriya se puede visitar un complejo palaciego construido sobre un peñasco de granito que se eleva ciento ochenta metros de altura. Y encima darle un toque refinado y preciso a cada cincelada que conformó sus paredes. Además, para llegar hasta allí se debe atravesar la boca de un león. Semejante maravilla merece todo el reconocimiento. Pero tampoco se quedan atrás las dagobas de, antigua capital de Sri Lanka (como también lo fue Polonnaruwa). Los peregrinos se codean con las estupas en esta ciudad apuntada por la extraordinaria Ruwanwelisseya, con sus más de cien metros de construcción semiesférica.
Seis años después, aún no llegados los noventa, en 1988, obtuvieron el reconocimiento otros tres lugares cingaleses que pasaron a formar parte de la lista de la UNESCO en Sri Lanka: Galle y sus fortalezas, la ciudad de Kandy y la reserva natural de bosques de Sinharaja. Las tres se encuentran en la zona sur de Sri Lanka, por compensar los reconocimientos que habían recaído sobre la zona septentrional.
Acerquémonos a Galle. Fue construida por los colonizadores portugueses a su llegada en el siglo XVI, y según la Unesco es el ejemplo mejor conservado de una fortaleza europea de toda la zona sur de Asia. Y eso que se construyeron unas cuantas. Kandy, por su parte, es la ciudad donde reposa la reliquia más venerada de toda la nación, el diente de Buda. Según algunos, es la ciudad más bonita del mundo. La primera inclusión natural en la lista de lugares Patrimonio de la Humanidad de Sri Lanka, Sinharaja, conserva la selva tropical que alguna vez pobló la isla, y que cada vez tiene menos espacio para esparcirse. Más de la mitad de las especies de árboles que componen esta reserva son endémicos de Sri Lanka, así como las criaturas que la habitan.
Fotografía: tomada al atardecer durante un paseo por el Fuerte de Galle.
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