El movimiento eremítico surgió en Egipto entre los siglos III y IV. San Pablo Ermitaño y san Antonio Abad se consideran los primeros monjes cristianos. A su estela, otras personas ávidas de espiritualidad renunciaron al mundo material y se consagraron a una vida de ascetismo y contemplación. El fenómeno adquirió tanta importancia que el emperador romano Valente limitó el número de monjes por temor a que la pérdida de “mano de obra” afectara a la economía.
La iglesia de los Santos Justo y Pastor de Olleros de Pisuerga (Palencia) se esconde dentro de una maciza pared de roca. La ocultación es perfecta, solo un pequeño atrio y una espadaña delatan su existencia, y ambos se añadieron mucho más tarde. El interior atesora todos los elementos habituales en los templos románicos: dos naves, una bóveda de cañón, ábsides…
Al ser iglesia parroquial y celebrar misas, también hay bancos, un púlpito, altares, retablos… El efecto global es sorprendente. Algunos estudiosos han definido este templo como “la catedral de la arquitectura rupestre española” por sus dimensiones y por el estado de conservación. La Vanguardia.com