Leído esta tarde en las redes sociales: tras casi dos semanas de confinamiento, muchos padres han descubierto que el problema no son los maestros. ¡Pues eso! A tomar nota.
Aunque llevo trabajando casi 30 años como agente de viajes, estudié magisterio y tengo experiencia en la difícil tarea de la enseñanza, profesión mal pagada y por desgracia, con escaso reconocimiento social. Desde aquí mi solidaridad con los sufridos docentes que, aunque no tengan fe en el mas allá, tienen ganado el cielo.
Fotografía: tomada en la ciudad de Bocas del Toro en Panamá. Muestra a los alumnos de un centro infantil viendo pasar un desfile de majorettes.